Sobre el autor

Mi foto
Zaragoza, Aragón, Spain
Sindicalista de UGT Zaragoza entre 1977 a 2006. Periodo en el que fue uno de los refundadores de UGT Zaragoza, Sº de Acción Reivindicativa de UGT Zaragoza, Sº General de UGT en General Motors España, Presidente del Comité de Empresa de GM España, Sº General de UGT Metal Zaragoza, miembro del Comité Confederal de UGT y formó parte del Comité Europeo y Mundial de General Motors .

jueves, 19 de mayo de 2011

¿La alternativa? Sería peor.

Se habla de una izquierda derrotada, de que en ella se ha instalado el fatalismo ante la posibilidad de que en las elecciones del 22-M, la derecha incremente considerablemente  su poder. Pero no es para tanto, porque de producirse, el triunfo de la derecha no será espectacular, debido a que los ayuntamientos y las comunidades son diversas; y, porque la camiseta roja progresista, la visten millones de personas de diferentes edades y condición. España es uno de los países europeos donde más ciudadanos se consideran de izquierdas.

Es innegable que, por los incomprensibles recortes del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero por la crisis, la izquierda esta desanimada, algo marchita; pero con ánimo creciente, por el compañerismo ideológico que brota entre sus componentes en los momentos de dificultad, y por la fuerza de las ideas. Los problemas políticos unen y hacen reflexionar. Así, ¿Qué se debe hacer? Pues lo de siempre, ir a votar y seguir luchando como es el signo socialista, remediando las diferencias que con todo tipo de gobiernos se llegan a producir; más, si son antagónicos y el entendimiento es peor. Por cierto, si el resultado electoral fuera un triunfo rotundo de la derecha, que nadie pierda la ilusión en nada, porque en política se puede retroceder y avanzar más deprisa después, si se depura el partido y se corrigen los errores que se han podido cometer.

Lo que hay que preguntarse es, el porque de esta situación de desconfianza y enfado acentuado con el PSOE. Todo empezó la noche del 8 al 9 de mayo del pasado año, cuando la ministra de Economía y Hacienda, Elena Salgado, en Bruselas, asistiendo a una reunión de los ministros de Economía y Hacienda de los Veintisiete (Ecofin); y el Presidente recibiendo presiones y prácticamente sólo... en su residencia de la Moncloa, aceptaron un programa de recortes impuesto por la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional (FMI), debido a la deuda pública externa, que significó el inicio del declive de la política económica de Zapatero y su desconexión con sus votantes. Según se dijo: “el Gobierno más de izquierdas de la democracia, se convirtió de pronto en el autor del mayor recorte social de la historia”.

El Gobierno partía de un déficit público equivalente al 11,4% del PIB español en el 2.009. Bruselas estableció para todos los países que el déficit (la deuda publica), debía situarse en el 3% para el 2.013. El primer objetivo español fue situar el déficit en el 9,3% en el 2.010, lo cual se consiguió. El segundo propósito es el 6% para este año, y aún con una posible desviación de tres décimas, las cuentas se esperan cuadrar. Elena Salgado, se comprometió a recortar el gasto en 15.000 millones, 5.000 millones en 2.010 y 10.000 en 2.011. 

En este contexto y para evitar un rescate financiero como hasta ahora ha ocurrido en Portugal, Irlanda y Grecia -junto con Spain, los cuatro países que algunos necios aún llaman: PIGS (cerdos)-,  el Gobierno estableció un plan de contención del gasto cuyo alcance significó: La reducción del sueldo de los funcionarios en un 5%, la congelación de las pensiones en 2011, la eliminación del cheque-bebe de 2.500 euros, supresión de algunas inversiones públicas, subida del IRPF para las rentas más altas, retraso de la edad de jubilación de 65 a 67 años que finalmente pactó con los sindicatos, medidas de ahorro farmacéutico, disminución del gasto en los medicamentos, un recorte del gasto para la dependencia, corte de inversiones, eliminación de la ayuda de los 400 euros en la declaración de la renta, una innecesaria y lamentable reforma laboral, nueva ley de cajas de ahorros, subida del IVA, privatizaciones como parte de la lotería, reforma del sistema financiero, decreto para favorecer el afloramiento del empleo sumergido, nuevas reglas más estrictas para limitar el gasto. En total 18 medidas neoliberales de fuerte contenido antisocial en vez de otras opciones posibles, que hicieron cambiar la política económica que se efectuaba, dañando severamente la credibilidad del Presidente socialista. 

¿Todo ha sido porque el Ejecutivo realizaba una política monetaria irresponsable o descabellada? No, era totalmente racional y necesaria, para fomentar el consumo de la sociedad, al hallarse deteriorado debido a la crisis financiera mundial. Así como, por la circunstancia de que el porcentaje de la deuda gubernamental -no la privada- en relación con el PIB (el 60,1% en 2010), era uno de los más bajos de la Eurozona. En este sentido, se fijó la ayuda de los 400 euros en la renta, los cheque-bebe de 2.500 (ambas medidas con significativos defectos de aplicación, al concederse a todos por igual, sin limite en función de la renta anual, lo que originó razonables críticas). Se proyectó y ejecutó el también fuertemente censurado Plan E, basado en inversiones del Estado principalmente en obras públicas en las poblaciones de todo el país, para relanzar la actividad de la construcción y paliar el desempleo en este colectivo, tan deteriorado por el fracaso final de la política de vivienda. El Instituto de Crédito Oficial (ICO), destinó 60.000 millones de euros para ayudar a la financiación de la economía española.

Aún con sus defectos, ¿Qué significaban políticamente estas acciones? Pues nada más ni nada menos, que el Ejecutivo socialista como tal, estaba llevando a cabo una incipiente política económica keynesiana, una política de izquierdas efectiva en esas circunstancias de recesión, al destinar dinero publico como punta de lanza, para romper el estancamiento y levantar la actividad empresarial y económica. Porque se ha de saber, que no hay una sola política económica, como afirman los neoliberales, los banqueros, la derecha y el Partido Popular. Hay dos: El keynesianismo y el neoliberalismo. Opción esta última, que solo consiste en no pagar impuestos, privatizar las empresas publicas y los servicios del Estado en beneficio del capital. Como afirma José Luis Sanpedro: “Los ricos no quieren el Estado de Bienestar, quieren su bienestar”.

Europa, ahora mayoritariamente en manos de la derecha, con el liderazgo de la alemana Angela Merkel y del francés Nicolas Sarkozy, han implantado férreas políticas neoliberales, lo mismo que el FMI, el Consejo Europeo, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo. Tal solo en Grecia, Portugal y España gobernaban socialdemócratas; pero por su debilidad, sin capacidad de imponer sus postulados e ideas. Parece hasta increíble decir, que el keynesianismo se esta aplicando mucho más en Estados Unidos... que en Europa. ¿En que va a quedar la Europa social, de los derechos, la zona del mundo a imitar y esperanza de la humanidad? El capitalismo radical y el neoliberalismo financiero la van a dejar en nada, si los europeos y las europeas no toman conciencia de lo que ocurre y lo expresan en las calles y en las urnas. Se temía a la Europa de los mercaderes. Pues bien, ya estamos en ella, aunque parece por nuestro silencio, que nos da igual. “Europa está, pero ya no es”, ha escrito Sanpedro en el libro: “Reacciona”. 

Entonces, ¿Cuáles han sido los errores del Gobierno y los motivos del enfado de los votantes del PSOE? En mi caso, por haber cambiado de política innecesariamente sucumbiendo a los mercados, además de por la torpeza en la forma de cómo se comunicaron los recortes a la población, tratando de ocultarlos o presentándolos como avances cuando suponían claros retrocesos. El Presidente, en vez de dirigirse con total claridad a la nación, dando la cara en la televisión y en los medios de comunicación; diciendo, por ejemplo: no podemos seguir durante un tiempo con la misma política expansiva, como sería nuestro deseo y necesitaría el país, dado que la mayoría conservadora de la Unión y las autoridades monetarias nos han limitado la financiación; no tanto por la deuda publica que es baja, como por la bancaria derivada del fracaso del ladrillo. Sin embargo, sepan ustedes que los sacrificios serán mayores para los que más tienen, a pesar de que todos tendrán que aportar lo necesario.

A su vez, mi enojo se incrementó, cuando sin ser necesarias y sin tener efecto en el recorte del presupuesto comprometido en el Ecofin, se impusieron disposiciones desastrosas para los trabajadores, como la Reforma Laboral, que no ha creado ni creará empleo, no ha reducido la temporalidad como se decía, solo sirve para despedir más y más barato, costándole hasta ahora al Fondo de Garantía Salarial (Fogasa) 50 millones de euros más, por el pago de ocho días de salario en las indemnizaciones por despido (no en los improcedentes), que ahora de manera temporal -hasta que se establezca el Fondo de Capitalización-, abona este organismo autónomo del Ministerio de Trabajo y con tesorería propia, financiado por las empresas. En la reforma, impusieron sus tesis los banqueros y sus neoliberales de la orquestina, siendo difícil que la clase trabajadora olvide este agravio y se disponga a votar las candidaturas socialistas, aun llegando a considerar que se ha podido hacer por ignorancia y desconocimiento, como algunas veces llego a pensar.

Congelar las pensiones, fue totalmente reprochable, porque antes de recortar de veinte a cincuenta euros a un viejo, o el 5% a los funcionarios, se retira a parte de los militares desplazados por el mundo (como ha sugerido Jesús Maraña), se suben más los impuestos a las rentas superiores, o se persigue con más ahínco el escandaloso fraude fiscal. De todas maneras, en mi irritación puede más mi deber como ciudadano comprometido con la democracia, la política y el sindicalismo; y en esta ocasión ya he votado por correo, al color que me es propio. 

De otra parte, se puede asegurar que la política económica impuesta por la Unión Europea ha fracasado en los países periféricos, en una nueva categoría de países, los EA4 (Portugal, Irlanda, Grecia y España), donde los intereses de la deuda publica han continuando aumentando y el crecimiento económico es prácticamente nulo, cuando no negativo. Para él catedrático Vicenc Navarro: “Es bastante fácil ver y entender qué es lo que debería hacerse. Y no es muy diferente de lo que se hizo para salir de la Gran Depresión (a principio del siglo XX) o de la recesión económica en Europa, que ocurrió inmediatamente después de la II Guerra Mundial. En ambos casos la Recesión-Depresión se resolvió a base de una enorme inversión pública con un enorme crecimiento del gasto público y aumento de la capacidad adquisitiva de la población mediante incrementos de los salarios. En EEUU, el New Deal, y en Europa el Plan Marshall, sacaron a aquellos países de la crisis”. 

De modo que, la única salida económica real que tiene España para emerger de la crisis y del estancamiento financiero en que se encuentra, es por medio de la política keynesiana de inversión publica y la apuesta decidida por el Estado, como garante del crecimiento y del Estado de Bienestar. Con un incremento constante del poder adquisitivo de la población, para que se desarrolle el consumo y con él las demás sinergias adicionales. Con la alternativa política en el Gobierno, la solución sería claramente peor; porque el neoliberalismo del Partido Popular, ya ha fracasado en la economía europea y fundamentalmente en la de nuestro país. La salida que se requiere es socialista, no popular.

Precisamente, en mayo, ha nacido por fin en España el “Movimiento 15-M” de protesta juvenil, por la crisis económica y su efecto en el desempleo que sufren, organizado en la plataforma “Democracia Real YA!” Se han manifestado en más de 50 ciudades, coordinándose a través de las redes sociales. Desean mayor participación popular en la política y mayor igualdad social, concentrándose día y noche hasta el día de las elecciones de 22-M, en las principales plazas de varias capitales. De momento es pronto para hacer un análisis exacto de esta iniciativa, porque desde ella se hacen comentarios positivos y otros sumamente censurables. Se ha encendido el fuego, ha brotado la llama, pero hasta que no se haga la brasa, no se estabilizará la corriente. Lo que, será difícil de hacer, si se empieza mal y sin una organización estable. En estos primeros momentos, cada uno declara lo que particularmente piensa, demostrándose que hay tal laguna ideológica y política entre sus componentes; que los mensajes que transmiten pueden producir por su desorientación, más rechazos que adhesiones de otros jóvenes. 

Dicen en los impresos que reparten, que son “una plataforma apartidista y asindical”. “No nos representan partidos ni sindicatos”.¿Ah sí? Mal síntoma. Las cadenas Cazalla Party les darán audiencia. Se ha llegado a decir: “Esta plaza ha sido ocupada en nombre del pueblo”. “Democracia directa en las plazas”. “Reuniones democráticas en las calles”. “La revolución ya ha empezado”. “Acabar con el capitalismo”. “Nacionalizar la banca y encarcelar a los banqueros”. Otras afirmaciones parecen más sensatas. “La política no da respuesta”. “Nombrar gestores honestos”. “Ven necesaria una revolución ética, porque son personas, no productos de mercado”.Yo pienso, que el fuego y el tiempo separará las utopías de lo realizable que ha de ser el lazo de unión. Santiago Carrillo les ha dicho: “!Que voten! Que vayan a votar, al partido de izquierdas que más les guste, o que menos les disguste, para cortar el paso a la ultraderecha”. Por mi parte añadiré, que los movimientos asamblearios no conducen a nada. Que las cosas se pueden cambiar mejor desde dentro. Que la crisis es por culpa de los banqueros, no de Zapatero, de los políticos ni de los sindicalistas; que no yerren el tiro. Y, que sin maquinistas, los AVE no llegarían a su destino. ¡Animo! e inteligencia.

¿Para cuando una plataforma reivindicativa, con reivindicaciones más concretas, como que todos los nuevos contratos de trabajo de los jóvenes sean fijos? Sería poner una pica en la patronal y en el neoliberalismo. Eso los viejos no lo hemos sabido hacer; aunque los sacos de dormir que usáis, los inventamos nosotros.      



 
19.05.11                                                                                                                                  Fernando Bolea Rubio
                                                               Sindicalista

                                                                             

jueves, 5 de mayo de 2011

Economía estancada. Golpe de timón

“No hay un duro”, me ha dicho estos días un amigo buen conocedor de los entresijos de las finanzas y los negocios. “La economía esta estancada”, le he oído decir casi a la vez al comentarista Joaquín Estefanía. Avalan esta tesis, los cerca de cinco millones de parados, el alarmante desempleo juvenil, la juventud emigrando a otros países, casas que se pierden porque no se pueden pagar, empresas y subsectores productivos semiparalizados, la falta de esperanza en la recuperación económica y en el florecimiento de empleo. Todo, con una necia política económica del Gobierno y la inacción de la oposición.

Es obvio que la economía esta bloqueada. Algo que era previsible, al llegar por diferentes vías el dinero a la banca y quedarse en ella, sin que esta abastezca suficientemente del mismo a las empresas y a las personas que lo necesitan en su actividad. El caudal se estanca. Solo llega para los bancos y cajas que ante todo se preocupan de sus propios negocios, especulando generalmente con él. Según un informe del Banco Central Europeo: “Menos del 50% de las pymes españolas logra créditos, frente al 66% de media de la zona euro”. A la vez que las entidades endurecen las condiciones de acceso a la financiación, tanto a las empresas como a los particulares. Este nefasto estado bancario ha llevado en gran medida a que en este primer trimestre, en comparación con el primero del año anterior, según la Encuesta de Población Activa (EPA), se hayan generado 297.500 desempleados más (4.910.200 en total, un 21,29%). En ese tiempo, 58.000 familias pasaron a tener a todos sus miembros en paro, lo que suman un total de1.386.000 hogares en esa situación. El número de personas con empleo disminuyó en 256.000, a pesar del leve repunte del PIB. La inmensa mayoría del empleo destruido ha sido de carácter indefinido, al facilitarse el despido con la reciente Reforma Laboral que el Gobierno implanto.

Pero, lo peor de todo es, que este derrumbe económico no parece tener fin, debido a que la banca augura dos años más de sequía en la concesión de créditos. Así, se llegará sin duda a 5.500.000 parados y a 1.500.000 familias sin que nadie trabaje. “Nuestra economía no se arregla con más crédito, se tiene que contraer, necesita desapalancarse (reducir el crédito) para crecer, ante el exceso de endeudamiento público y privado en España”, acaba de declarar el consejero delegado del banco Santander, Alfredo Sáez. Y, añade, “el volumen de crédito a familias y empresas españolas debería reducirse en unos 30 puntos del PIB, 100.000 millones anuales, para dejar atrás el sobreendeudamiento contraído por la sociedad española con el boom inmobiliario”. Desde el Ministerio de Economía y el Banco de España, han declarado después prácticamente lo mismo. ¿Qué estarán buscando?  

Para el catedrático Gonzalo Bernardos: “España ya no esta en crisis, solo padece estancamiento, porque se han infravalorado las consecuencias de una larga crisis inmobiliaria y la minimización del agujero creado por ella en los balances de cajas y bancos”. Este mentor en concreto viene a decir, que será mucho más fácil salir de la inmovilización y menos costoso para las arcas del Estado, si el mercado residencial se recupera con políticas gubernamentales activas de venta. Aún así, afirma, la normalización del mercado de la vivienda reducirá las pérdidas del sector bancario; pero no las eliminará, dado que aproximadamente 500.000 pisos serán invendibles por su ubicación y exceso de oferta, con unas pérdidas de alrededor de 60.000 millones, 100.000 en total, si se suman la elevada caída del precio del suelo e impagos de prestamos hipotecarios. Por ello, él duda mucho de que las necesidades de solvencia futura de la banca, puedan ser cubiertas con sólo 15.152 millones que estima el Banco de España. En definitiva, recomienda al Gobierno ayudar al sector inmobiliario, reconociendo que no es popular pero si imprescindible, un proceso de recapitalización del sistema bancario para acelerar la recuperación económica del país.

O sea que por la insensata política de vivienda que en su día impulso el Partido Popular, con el aplauso de la banca y de los especuladores de medio mundo, por la avaricia del beneficio que producía; la economía española no crece como en otros países de la Unión, pagando sus negativas consecuencias millones de trabajadores desempleados, a los que no se les da ninguna esperanza de empleo y mejora; diciéndoles además, que se seguirá igual de mal o peor al menos durante dos años más, porque la economía especulativa han secado la fuente crediticia con ladrillos y cemento. Lo cual es dramático. Es más, el problema se puede agravar considerablemente, porque las entidades financieras españolas aun acaparando para sus cosas, la práctica totalidad del capital que pueden adquirir del Banco Central Europeo, del Gobierno y de los mercados financieros; como asegura G. Bernardos, pueden necesitar sobre 85.000 millones más de los ahora previstos, para tapar el agujero de la vivienda.

Con todo, ¿qué se quiere decir al solicitar al Ejecutivo políticas activas de venta de viviendas, más un proceso de recapitalización del sistema bancario, por la brecha de los ladrillos...? Sin duda que el Estado ponga dinero. La banca debe pensar en obtener del capital público (endeudándose el Estado y no ella), los millones citados que les pueden llegar a faltar. O peor, pueden pretender que el Estado se quede con los pisos que tienen sin vender y con la factura de lo que hipotéticamente pensaban ganar con esas viviendas, antes de que el vaivén del mercado rebajara los precios. Haciendo oídos sordos a que con anterioridad, la banca se haya quedado con fabulosos dividendos derivados de este sector, en sus tiempos de bonanza. ¿Dónde están ahora esos beneficios? Una parte sustanciosa se destina a compensar muy bien a los principales ejecutivos: con  salarios escandalosos, concesión de acciones y súper millonarios fondos de pensiones. Lo sean o no, estos directivos se comportan como auténticos egoístas, sin que nadie ponga orden y control ante tanto despropósito. Si con las ganancias adquirieron patrimonio, que vendan, pero que no llamen a las ventanillas de la administración.

Por tanto la economía esta retenida y lo va a seguir estando, más de una quinta parte de los asalariados están en paro, no se ven signos de recuperación; y, por si no era bastante, posiblemente los banqueros se quieren resarcir de sus equivocaciones con el dinero de todos los españoles, endosándonos todas sus calamidades mientras retienen y no distribuyen el dinero existente, manejando los capitales a su voluntad y beneficio.

Es indudable que el panorama no puede ser más desolador. Cabe incluso pensar que se puede estar haciendo un chantaje sibilino al Gobierno por parte de los poderes financieros, reteniendo el crédito; al objeto de llevar la crisis española a una situación límite, con la idea de que el Gobierno se vea obligado a tomar decisiones drásticas. Y, así, adquirir la deuda bancaria, para librar de pasivos malos sus cuentas de resultados, como condición para que los prestamos se expandan. ¿Tiene si no algún sentido, que sin venir a cuento, salga el ilustre banquero citado aseverando que no habrá créditos en dos años más? ¿Qué se persigue con esas afirmaciones, que originan desesperación en mucha gente y suponen presión política para el Gobierno? ¿Qué papel interpretan en este filme, los social-liberales (liberales en lo económico y en lo social también) del Ministerio de Economía y del Banco de España? Posiblemente el de “Malos”, toda vez que no piensan nada bueno.

Con tanto lastre no se puede seguir. En mi opinión, el Gobierno tiene que modificar la estrategia y el rumbo financiero con relación a la banca, entre otros motivos porque se ve claramente que esta hace caso omiso a la demanda general de crédito para las empresas y las familias y a un interés justo; demostrándose con ello, la falta de colaboración de los financieros con la sociedad y la baja estima que les merece el país. Los banqueros han agarrado la presa monetaria y la política tiene que hacer que la suelten:

Primero, haciendo que rebajen a precio real de mercado las casas que tienen sin posibilidades de vender, para que el estoc de viviendas se reduzca de manera efectiva y ecuánime -el precio de la vivienda ha bajado solo un 18% desde 2007, el inicio de la crisis, según Vicenc Navarro; y tal como apunta Wolfgang Münchau en el Financial Times (11.04.2011), en España el coste de los pisos debería descender un 30% más a fin de reavivar el mercado-. El ministro de Fomento, José Blanco, se esta dedicando estos días a vender por Europa pisos con sol y según él, bonitos y baratos. Tal es la desesperación.

Segundo, haciendo saber a los banqueros con total claridad, que en sus negocios unas veces ganan muchísimo, todo lo que quieren ganar; y otras como ahora, siguen ganando prácticamente lo mismo aunque tengan por la burbuja inmobiliaria alguna pequeña dificultad puntual.

Ahora bien, los errores se pagan y el no saber parar a tiempo las grúas porque los beneficios cegaban la vista, tienen un coste que los bancos tendrán que asumir directamente, sin pretender conseguir ayudas financieras del Estado como actualmente parecen desear. Y, por supuesto, el Gobierno y el Banco de España tendrán que exigir con mayor firmeza y rotundidad que, todas y cada una de las entidades bancarias cumplan realmente con sus obligaciones, prestando a la sociedad los servicios bancarios y los créditos que en justicia correspondan y estén obligados a dar. El poder gubernamental ha de estar por encima del poder financiero y bancario, existiendo ahora serias dudas de que sea así. Si esa hipótesis fuera infundada, daría confianza a la población.

Por así decir, el Gobierno debería dar un golpe de timón, pasando del humo interesado de las palabras bancarias, a resultados tangibles: esos que se pueden ver, contar y explicar. Por ejemplo, diciendo el Ejecutivo al amigo banquero: Toma ahí tienes los 20 euros que me has pedido prestados, pero no son para ti que tu ya tienes bastantes, son para que los repartas en el mostrador a la gente que los necesita para trabajar y para vivir. Eso si, en caso de no cumplir lo que te he dicho, si vuelves a tener otra necesidad para desempeñar tu función, no te acerques a la puerta del Estado que no te la abrirá. Para empezar, con eso sería bastante.

5.05.2011                                                                                                                                Fernando Bolea Rubio
                                                                Sindicalista