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Zaragoza, Aragón, Spain
Sindicalista de UGT Zaragoza entre 1977 a 2006. Periodo en el que fue uno de los refundadores de UGT Zaragoza, Sº de Acción Reivindicativa de UGT Zaragoza, Sº General de UGT en General Motors España, Presidente del Comité de Empresa de GM España, Sº General de UGT Metal Zaragoza, miembro del Comité Confederal de UGT y formó parte del Comité Europeo y Mundial de General Motors .

jueves, 20 de octubre de 2011

Sindicatos un tesoro a conservar

Cuando la izquierda ha perdido su poder, cuando la política se hace para los mercados financieros expoliando a los ciudadanos, cuando la ideología progresista parece no interesar, cuando sin saber bien el porqué se pierden logros sociales conquistados. ¿Qué viga queda para sostener la equidad en la sociedad? ¿En qué palanca podemos presionar para mover el mundo y alzar la esperanza social de la humanidad?

Si la socialdemocracia es difícil de aplicar en un solo país de la Unión Europea, mal vamos. Con el agravante de que como un profesor amigo me ha dicho, infinidad de jóvenes españoles no se forman lo necesario dejando en esta crisis al país sin salida... Ante tanta adversidad, ¿Queda algo, o se ha perdido todo? Yo diría que lo fundamental se ha dejado en el camino, como consecuencia del fracaso estrepitoso del socialismo democrático en España y en el mundo. Éste, más preocupado en gobernar por gobernar que en defender la política que le caracterizaba, se desvió al centro político con una increíble vocación liberal con dosis neoliberales, siendo la causa de la derrota de valores y de intereses presente. Es evidente de ello, la derivación hacia la derecha del laborismo en el Reino Unido, de la socialdemocracia alemana, lo ocurrido con el zapaterismo español.

La política es defensa de intereses y correlación de fuerzas. Entendiéndose que los intereses de unas y otras personas no son los mismos, siendo los partidos socialdemócratas los que deben velar por los de la mayoría de la sociedad, compuesta por los trabajadores más las clases baja y media. Impulsando estos, de forma continúa, el bienestar de sus representados, a la par que corrigen los abusos de jerarquías financieras, empresariales, de clase y de todo tipo, si estos se produjesen. El admirable filosofo José Luis Sampedro acaba de afirmar: “Los economistas se dividen en dos, los que hacen más ricos a los ricos y los que hacen menos pobres a los pobres. Buena parte de lo que esta pasando hoy tienen la culpa los primeros”. Lo mismo se tendría que decir de los políticos, sin embargo sobre los socialistas ya no se sabe bien en que parte están, debido a su lamentable desideologización general.    

En todo caso, estos defectos de la izquierda y de la política progresista son rechazados por los ciudadanos y por los jóvenes indignados como lo demuestran las masivas y magnificas movilizaciones del 15-O (antes 15-M, 19-J). Entre mil razones, porque el Estado tendría que invertir al menos dos puntos del PIB (sobre 20.000 millones de euros en España), exclusivamente en un Plan de Empleo Juvenil serio, para atajar la pesadumbre del 45% del paro que sufren y sin expectativas de poder trabajar. Retomando en primer lugar, la formación profesional, universitaria, ocupacional, toda la existente, con el objetivo de insertar jóvenes al mundo laboral. Ayudando más a los emprendedores. Infundiendo la necesidad imperiosa de los idiomas. Inculcando el valor del esfuerzo en el estudio y en el trabajo como una auténtica necesidad nacional, para colaborar y acabar entre todos con tanta desdicha y miseria por la crisis y las malas políticas que se efectúan. Si cada español aporta su grano de arena, se acercará el final ganándose el futuro. 

Pero como decía, ¿Queda algo en la izquierda o todo el sueño de emancipación de las clases populares y medias ha tenido un amargo despertar? Parece duro decirlo, mas se ha de llegar a la conclusión de que sólo quedan los sindicatos. En esto coincidía conmigo el amigo profesor. Esta situación se tiene que superar volviendo a su cauce las aguas políticas de la izquierda. Pues bien, hasta que la fuerza del río no se lleve la maleza que lo afea, de momento no hay nada más. Ni lo habrá en mucho tiempo. Por consiguiente, cuidemos y conservemos a los sindicatos porque son el único tesoro que tenemos para hacer frente a los fines inmoderados de la derecha, de los banqueros, de los economistas que hacen más ricos a los ricos, de los especuladores ladrones, de las patronales salvajes, de los empresarios indignos. Por su parte, el sindicalismo no lo hace todo bien, necesita corregir algunos defectos e involucrarse más directamente en la sociedad, debería modernizar algunas costumbres, dando más dinamismo y realce a la actividad, se demanda más firmeza. Sin embargo, su deterioro ideológico es insignificante comparado al de los partidos socialdemócratas antes hermanos y ahora por lo general también frentes que embisten.

¿El movimiento español de indignados debe unirse a los sindicatos mayoritarios para luchar juntos, como ocurre en Estados Unidos con el llamado Occupy Wall Street? Si los objetivos son los mismos, aquí no debe sobrar nadie, la solución tendría que ser unir y sumar. No obstante, por la configuración y el desarrollo de ese movimiento algunas personas tenemos ciertas reservas sobre su viabilidad. Yo pienso incluso que es el momento de orientarlo mejor o fracasará, lo que sería una lástima para la causa social, porque ha tenido la virtud de destapar la olla del descontento y la rabia de la juventud, de los desempleados, de los ciudadanos a modo de solidaridad. Asimismo, surgen temores fundados en la historia de que por ambos extremos (ultraderecha y ultraizquierda), gente radical o sin escrúpulos llegue a manipular y aprovecharse de esta honesta expresión popular. De la que diré, que causa admiración en el movimiento sindical e inquieta a los gobernantes por su espontaneidad y capacidad de resistencia.

“Lo llaman democracia y no lo es”
“Recortad a los banqueros y al clero”
“No hay pan para tanto chorizo”
“Dictadura de los mercados no”

¿Qué cabe corregir? El que con todos sus defectos, en todo momento y circunstancia es necesario dar valor a la política y a la democracia que tanto costó conquistar. En este punto, no caben matizaciones ni excusas. Lo primero, consideración a las personas aun siendo de diferentes ideas y condición, así como, a los políticos, los partidos, los sindicatos, a las instituciones del Estado, a la democracia en sí. Esto no cabe discutirlo, se respeta y ya está. Por eso, en las manifestaciones sobran las consignas coreadas de PP y PSOE la misma M... es, o UGT y CC.OO la misma M... es. El haber ido a las sedes de los sindicatos para encresparlos como ocurrió en Zaragoza, es de mentes obtusas y propio de los ángeles caídos de negro que no saben ni valen para hacer más, los cuales están dañando la imagen de los indignados de buena fe. Así también y como siempre han hecho los sindicatos, a los cafres y a los violentos más pronto o más tarde hay que plantarles cara para apartarlos de las protestas pacíficas. Si no se hace a tiempo, acabaran agotando el movimiento porque la gente lo irá abandonando a causa de su radicalidad.

Hay sin duda miembros de diferentes organizaciones, aprovechando la marea para pescar en aguas revueltas. Cuando se grita desprestigiando a los dos partidos y sindicatos mayoritarios, paralelamente se benefician de la critica otros partidos y sindicatos minoritarios, al arañar algún voto o simpatía para su causa. Esto ha sido así siempre. En este sentido, habría que ver quien es el que lanza el primer cántico guerrero para saber de que tribu proviene. De cualquier manera, el 15-O ha de tener siempre presente que los sindicatos representan a los trabajadores por elección en las urnas, siendo por ello representantes democráticos legitimados con la masiva estimación y fuerza legal. Se llega a decir que los sindicatos ya están presentes en ese movimiento, hasta parece que existe una llamada Coordinadora del Movimiento Obrero del 15-M. En realidad, sindicalmente no son nada. Una campanilla más de los mismos y mismas camisetas negras para llamar la atención. ¿Quién los conoce? ¿En que empresas la gente los ha elegido? Se quieren arrogar en la calle una representación que los trabajadores nos les dan en los centros de trabajo. Este es otro flanco débil a subsanar, protegiendo el movimiento con el apoyo y la fuerza de los sindicatos mayoritarios, los verdaderos representantes del movimiento obrero y sindical.

De todas formas, los sindicatos no necesitan que nadie los invite para participar en este u otro movimiento reivindicativo, porque han llevado y llevarán siempre la bandera de la reivindicación con sumo orgullo. De hecho, infinidad de sus afiliados y delegados  sindicales vienen participando en las manifestaciones y en las concentraciones callejeras desde el primer momento. Lo que deben hacer es, ir e integrarse en el movimiento para impedir desde dentro desviaciones políticas peligrosas, ponerse delante de los que les insultan, tomar la palabra para sugerir ideas positivas y rebatir las negativas. El 15-O y los sindicatos se tienen que encontrar en la calle, con una pancarta delante.

Que no quieren jefes, pues sin jefes. Como un autobús sin dirección. Quizá no piensan que aún con pilotos los aviones se caen. A todo esto ¿La mayoría de los amigos indignados irán a votar el 20-N y a quien le votarán más al Partido Socialista, a Izquierda Unida o al Partido Popular? Por lo que observo, muchos no votarán y los que lo hagan me temo que en mayor proporción a la derecha. Que vamos hacer, otro problema más a cargar en las espaldas de los sindicatos. Sí, conservemos el tesoro sindical que nos hará buena falta a todos.  


20.10.2011                                                                                   Fernando Bolea Rubio
                                                                   Sindicalista    
      

jueves, 6 de octubre de 2011

Economía que llora e industria triste

Para los populares la grave crisis mundial se iba a superar eliminando lo que llaman despilfarros socialistas: con dos coches oficiales menos por aquí, sin fotocopias en color por allá, yendo los cargos públicos andando; cuando sus sueldos son para que hagan gestión, no para que pierdan el tiempo caminando. Menos aún, habiendo bicicletas, patines, pudiendo hacer auto stop y hasta utilizar la caballería de la policía municipal.

Pero si las demagógicas simplezas económicas del PP, empezaron produciendo cosquillas mentales en la sociedad progresista, los recortes sociales reales que la derecha ejecuta cuando llega al poder, son alarmantes y de total preocupación por su atrocidad e inhumanidad. Han empezado clavando las uñas en la sanidad y en la educación, en los dos pilares principales del Estado del bienestar. Y según concibo, continuarán rebajando la cuantía de las pensiones más las prestaciones de desempleo. La líder dos, Esperanza Aguirre, ha dejado en la calle a 3000 profesores públicos interinos en Madrid. La líder tres (o quizá dos), María Dolores de Cospedal, no paga los medicamentos que sirven las farmacias de Castilla la Mancha, ni el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) de locales de la Seguridad Social, con el riesgo de que sean intervenidas las cuentas de las pensiones del Estado. El líder uno (mientras dé cargos), Mariano Rajoy, muestra señales inequívocas de que congelará, recortará, reformará, flexibilizará lo que tenga a mano. Y, hasta glorificará, a liberales equivocados como el catedrático Javier Andrés que sin rubor afirma: “Hay que dar la vuelta al mercado de trabajo como a un calcetín”. Así como al bruto vicepresidente de la CEOE, Arturo Fernández, que declara: “Hay que entrar en una reforma laboral con las tijeras, pero no unas tijeras cualquiera, con unas tijeras de podar”. 

La derecha catalana de CIU, reduce gastos sanitarios cerrando plantas en los hospitales, un 40 % de quirófanos, quitando un 30 % de camas, turnos y el 50% de la paga extraordinaria de Navidad al personal sanitario. El Gobierno popular de Baleares insta 800 despidos. Navarra  recorta el gasto público en cerca de 300 millones. El barón popular gallego fue de los primeros en extender el mantel. El Gobierno de Aragón, de la impetuosa Luisa Fernanda Rudi, empezó debiéndole dinero al Ayuntamiento socialista zaragozano, poniendo en peligro más de cien empleos. Tantean el terreno. Anuncia un tijeretazo en el presupuesto por encima del 5 %, más de 300 millones de euros. Todo llegará. Una pintada advertía: “Un maestro menos hoy, cuatro policías más mañana”.  

El PP decía asimismo que, tan solo con ganar ellos las elecciones, la economía florecería al nivel de los tiempos del ladrillo siendo todo felicidad. Sin embargo, tal como se acercan las elecciones del 20-N y van sabiendo que las van a ganar, cambian sus mensajes aclarando que se requerirá más tiempo para alcanzar la gloria pretendida. Saliendo a la luz otra falsedad. La semana posterior al anuncio de las elecciones, aun creyéndose que Mariano Rajoy obtendrá   una holgada mayoría absoluta, el IBEX 35 cayó 10 puntos y la prima de riesgo de la deuda soberana supero por primera vez los 400 puntos básicos. Fue como consecuencia del curso de la crisis y de la economía especulativa; pero la influencia de que en España pronto gobernaría la derecha, no tuvo ningún efecto corrector. En agosto, The Economist considero que “Rajoy era poco creíble, destacando que es un político sin nada que decir”.

“Si tú no vas, ellos vuelven”, fue el lema del PSOE catalán en la campaña de las generales de 2008. “Jode acabar tu vida con los mismos franquistas que cuando naciste”, ha declarado la actriz Emma Cohen, de 65 años. ¿Cuántos años espera que gobiernen: quince, veinte? No menos. Yo soy de su misma edad y opinión. Si no hay una rápida y fuerte reacción de los abstencionistas exvotantes socialistas, habrá gobiernos del partido popular durante cuatro o cinco legislaturas. Ante lo cual, cabe hacernos la pregunta siguiente: ¿Que es mejor para las personas progresistas españolas, tener un gobierno de izquierdas en España en una Unión Europea con la inmensa mayoría de gobiernos conservadores como hoy en día; o tener un eje franco-alemán de izquierdas con un gobierno de derechas en España, cuando aquí se obedece más al Eje que se gobierna? Yo prefiero la segunda opción. Esta es la esperanza  ideológica que queda. Pronto gobernará la socialdemocracia tanto en Francia como en Alemania, rescatándose  en parte el sueño perdido, aunque la dicha no sea total. 

La economía española llora, por la incompetencia de la derecha europea con su política de recortes salvajes del déficit fiscal y del gasto público; en vez de aplicar una economía socialdemócrata de estímulos públicos, lo que conllevaría que el déficit se reduciría más lentamente, pero de forma coherente y segura dado que impulsaría el crecimiento. Obteniendo el Estado, mayores aportaciones del incremento de la actividad y del aumento de la recaudación fiscal que la política expansiva generaría. El Nóbel Joseph Stiglitz, avisa: “de que reforzar la austeridad sólo ralentizará el crecimiento de Europa y agravará sus problemas presupuestarios”. Otro Nóbel, Paul Krugman, ironizó diciendo: “si descubriésemos que criaturas del espacio exterior planean atacar la Tierra y decidiésemos lanzar un contraataque, dejando el déficit y la inflación en un segundo plano, saldríamos de esta recesión en menos de 18 meses. Sólo una invasión alienígena evitará la tan temida double dip” (doble descenso o caída, otra recesión).

El profesor José Carlos Díez piensa: “que en 2010, cuando el comercio mundial repuntó y sacó a Alemania de la recesión, Ángela Merkel forzó acelerar los tiempos para rebajar el déficit al 3 % del PIB. La crisis ha dejado en evidencia que 2010 no era el año de la recuperación fiscal. El pasado año debería haber sido un ejercicio de fuerte crecimiento”. El mismo error cometió el Presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, al aceptar la noche de 9 de mayo de ese año las draconianas condiciones impuestas por la canciller alemana. Bruselas estableció para todos los países que el déficit debía situarse en el 3% para el 2013. El Gobierno partía de un déficit público equivalente al 11,4 % del PIB español en el 2009. El primer objetivo era situar el déficit en el 9,3 % en el 2010; algo que se consiguió. El segundo paso es el 6 % para el 2011; cifra que parece se alcanzará. “Y si en vez de ser un 6 % es un 6,2 %, no pasa nada. No tanta rigidez”, apostilla Joaquín Estefanía. He oído decir muy acertadamente: “que el camino de la austeridad fiscal no beneficia a quienes más lo necesitan”.

El gobierno español nunca debió someterse a cumplir la reducción de en torno al 8 % del déficit en tan pocos años. Creo, que ese ha sido el gran error del mandato Zapatero. Como máximo debió adquirir el compromiso de una disminución de un 0,5 % por año, en un periodo de liquidación mínimo de quince años. Posiblemente, tendría que haber amenazado a los alemanes con no pagar la deuda, si las condiciones de devolución eran inasumibles, porque frenarían radicalmente el desarrollo económico español, como así ha sido. Aún se está a punto de exigirlo. Junto a otros países, España se tiene que plantar e imponer unas condiciones de pago en los términos aquí expuestos. El decrecimiento económico que origina esta discordante economía merkeliana en el conjunto de la Unión, pronto hará que otros estados análogos hagan lo propio. Así, no se puede seguir. Finalmente, la sensatez se impondrá por la fuerza del agotamiento del crecimiento. Obligando de una vez a plantear una política general de estímulos fiscales keynesianos; siendo su fundamento principal, la reserva de dinero público que proporcionaría el ahorro de un menor coste anual del déficit, junto al incremento de la recaudación fiscal por el aumento  de la actividad y el relanzamiento del consumo. Más una drástica reforma fiscal para que la familia de la criada no pague más que la de la señora. Con una política eficaz contra el fraude al fisco.

Es innegable que, con sus imposiciones en la política económica de la Unión Europea, Ángela Merkel, por encima de todo, defendió los intereses alemanes. No los de la zona euro como hubiera sido lo ideal. Cabe afirmar, que su fin era que los bancos alemanes cobrarán la deuda soberana fundamentalmente de los países periféricos, entre ellos España, sin importarle en exceso la débil situación financiera que quedarían estos. ¿Nadie se dio cuenta de su juego? ¿Por qué se aceptó? Con esta cruda economía, Alemania esta desplazando a España hacia la inoperancia más atroz, al haber bloqueado su desarrollo financiero, atándola de pies y manos para que de hecho no se pueda desarrollar. Soportándose el castigo alemán, con un alarmante silencio español, junto a una inquietante paralización política y mediática. La conclusión de esto es, que el país se encuentra con las empresas sobrellevando la crisis, la banca con los créditos semicerrados y las arcas del Estado recibiendo baja recaudación por el efecto de la recesión y totalmente debilitadas por el alto precio del déficit. Mas, ¿de dónde va a salir el capital para invertir en economía productiva y en el crecimiento económico? Urge abrir la puerta de la iniciativa pública, como la única flecha posible de lanzamiento.

Según el propio Zapatero, en mayo de 2010, la deuda pública española era un 20% menor a la de la media europea. Para él, la deuda pública era baja y la de las empresas también. Sin embargo, la deuda de los bancos era un 20% superior a la media de la deuda bancaria europea, por la caída de la vivienda y los terrenos que había adquirido. Por tanto, España tenía y tiene las cuentas públicas bastante saneadas en comparación a la mayoría de los países desarrollados, lo que todavía le permite exigir otro sistema de pago del déficit fiscal más pausado y eficaz para el incremento del crecimiento propio. En agosto, la deuda pública española era del 60,11% del PIB del año 2010; la más baja de los países grandes y la segunda mejor de la Zona Euro-17 cuya media se situaba en el 85,38%, siendo la más baja la de Suecia con un 39,76%, la superior la de Italia al suponer el 119,00%. La de Alemania alcanzaba el 83,23% de su PIB.

¿A que conduce esta lamentable política de neto interés alemán? En nuestro caso, el problema de España puede llegar a ser, el que sin haberse recuperado de la crisis actual, sufra las penalidades de una segunda crisis como consecuencia de la primera, como muy bien advierte Krugman. Todo ello con las graves carencias que sufre: 21% de desempleo, crisis de la vivienda con su subsector de la construcción paralizado, prima de riesgo en los mercados financieros rondando los 350 puntos básicos, con una banca sin capacidad crediticia, sin suficiente inversión en las empresas, con una industria de automoción a bajo rendimiento soportando una venta de automóviles en el nivel más bajo de los últimos quince años, una productividad mejorable, bajo consumo, la bolsa de mal en peor, con la debilidad interna de un crecimiento irrisorio de 0,2% en el ultimo trimestre.

Toda esta oleada de estancamiento financiero impide además la renovación necesaria de bienes de equipo y la adquisición de nuevas tecnologías en las empresas. En definitiva, se está envejeciendo el tejido empresarial y la industria al no recibir la inversión en innovación y desarrollo que necesitan, lo que debería ser motivo de mucha preocupación en las entidades económicas, en los gobiernos y en el país. Con la necesidad que hay de mejorar la productividad y la competitividad, ¿cómo hay tanta pasividad ante este fenómeno dañino para conquistar y ganar el futuro? De momento, se llevan más de tres años de crisis y los mismos perdidos en la  modernización que se precisaría. ¿Cuánto tiempo más se va a tolerar esta decadencia que puede resultar mortal para la economía y el desempleo? ¿Cuántos años costara recuperar lo que se pierde? ¿Nos damos cuenta de que se están cerrando infinidad de empresas y muriendo poco a poco las demás, sin que se ponga remedio?

La industria esta triste, pasiva, sufriendo, sin moral ni esperanza de recuperación a medio plazo, cuando es el principal barco que nos puede rescatar. ¿Cuándo volverá a funcionar a pleno rendimiento este potente motor económico, exportador y garantía de crecimiento económico, de profesionalidad y de mayor estabilidad laboral. Para el economista Rafael Doménech, la industria representa el 20 % del PIB español, habiéndose convertido en el mejor anclaje para permanecer a flote, pero este sector no puede tirar de la economía si el resto no le ayuda, si no mejora la competitividad, normalizándose la financiación.  

Si bien, ha brotado una pequeña esperanza. Por primera vez un dirigente socialista ha puesto en entredicho la dureza del ajuste Merkel-Zapatero. En la reciente conferencia política del partido, el candidato Alfredo Pérez Rubalcaba, cuestionó la firmeza en el ahorro para cumplir el objetivo de reducción del déficit al 3 % en 2013. Siendo claro al decir: “Hay dudas razonables de que nos estamos pasando en la dosis de ahorro para enfrentar la crisis. Igual tenemos que medir los tiempos y los ritmos optando por la vuelta a los estímulos fiscales para que la política de austeridad no sofoque el crecimiento y la creación de empleo”. Sabio mensaje si se aplica, dado que al día siguiente por la mañana los periódicos destacaban la noticia. Pero por la tarde el candidato intervino en un mitin en Zaragoza, al que asistí; y, en él -con un escenario de fondo azul gaviota- no dijo ni media palabra sobre la cuestión. Sería por olvido. Para justificar su reflexión, si declaró a la prensa: “Digo lo mismo que Obama a Europa”. Es verdad.

Aparte de ello, para mí el partido socialista no podrá ganar las elecciones hablando únicamente de sanidad y de educación. Él afirmó que en España es necesario cambiar los horarios laborales, sin mencionar a los sindicatos en ningún momento. ¿Lo hará por decreto? Eso no me gustó, pero le votaré. A pesar del azul antirojos que vi en el estrado de color derecha recorte.




6.10.2011                                                                                                     Fernando Bolea Rubio
                                                                       Sindicalista