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Zaragoza, Aragón, Spain
Sindicalista de UGT Zaragoza entre 1977 a 2006. Periodo en el que fue uno de los refundadores de UGT Zaragoza, Sº de Acción Reivindicativa de UGT Zaragoza, Sº General de UGT en General Motors España, Presidente del Comité de Empresa de GM España, Sº General de UGT Metal Zaragoza, miembro del Comité Confederal de UGT y formó parte del Comité Europeo y Mundial de General Motors .

jueves, 27 de septiembre de 2012

Balance de la reforma-estafa laboral


Ha pasado el tiempo de maduración y a siete meses de su floración, la reforma laboral del Partido Popular solo produce fruta amarga. Los sindicalistas ya dijimos lo que iba a pasar, pero este Gobierno no atiende, impone. Sólo escucha las campanas patronales y financieras de alto copete y la ministra de Empleo hace valer sus insignes rapacerías.

Ahora consumen el mal fruto, soportando la desestimación en las encuestas electorales. Si rectificar es de sabios, podrían cortar el árbol y acabar con parte de sus penas; mas para anular esta ley, tendrían que ser inteligentes que no lo son y actuar antes de que la hoguera arda de nuevo. Así, si además del Presidente se tuviera que destituir a una ministra, yo mismo puedo dar el nombre: Fátima Báñez, azote de obreros, lágrima del poder, pésima gestora. Con gobernantes así, de europeos del sur pasaremos a ser africanos del norte.

Es inasumible lo que se ha hecho y el movimiento sindical no debe permitir por más tiempo tanta bajeza. Una vez más, la derecha basó la trama de la reforma en la creación de empleo. Siempre ocurre lo mismo, cuando se destruyen derechos de las trabajadoras y los trabajadores, en todos los casos los Gobiernos de todas las ideologías los justifican con el mismo fin: por el paro... los jóvenes... Así fue en la reforma de Zapatero y lo ha vuelto a ser en la de Rajoy. El resultado es eternamente idéntico. Nada de lo prometido mejora, pero la clase trabajadora va sufriendo una degradación de sus derechos tras otra, quedando a la espera del próximo embuste. Estos días, los titulares de prensa son concluyentes: “La reforma laboral cumple seis meses sin frutos”, “La reforma ha empeorado las condiciones laborales”, “La reforma laboral no consigue ningún efecto positivo en Aragón, diez mil contratos menos y 596 ERE más son el efecto de la reforma”. 

A este respecto, un informe elaborado por UGT indica, que en el periodo de vigencia de la reforma laboral (10 de febrero de 2012) respecto al mismo periodo del año 2011, la contratación en general ha caído en un 4,4%; los contratos indefinidos, el 5,8%, y los temporales, un 4,6%, todo un récord en un país con altas tasas de temporalidad. La proporción de contratos indefinidos sobre el total de contratos alcanzo la cifra más baja en agosto de 2012: 6%, antes el 11% y pico. Caen las conversiones en indefinidos en un 14,3%. El contrato para emprendedores, presentado como medida estrella a favor de los jóvenes, se ha deshinchado porque apenas llega al 0,7% del total y el 15,6% de los indefinidos ordinarios (categoría en la que se encuadran), el 9,5% del total de los contratos indefinidos. Han aumentado los despidos voluntarios de los trabajadores, al quererles cambiar las condiciones y bajarles los salarios. El paro registrado desde agosto del 2011, hasta el mes pasado, ha aumentado el 12%. Crecen los desempleados en un 17,8%. Cae el número de ocupados un 4,8% respecto al año anterior. Desde febrero, los Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) han subido el 88%.

De modo que, la reforma laboral no crea empleo, todo lo contrario, se superan tasas históricas de paro. Precariza y desestabiliza la contratación. Han caído los contratos temporales y los indefinidos. Aumentan los despidos individuales y colectivos. Los salarios han bajado. Desciende el número de convenios colectivos. No ha facilitado la inserción de mujeres y jóvenes. La flexibilidad interna apenas existe. Siendo singular e intolerable, el que la patronal CEOE, la gran defensora y paladín de la reforma al argüir que, acabaría dando una patada al desempleo; pronostique actualmente, que el paro escalará al 25,2% en 2012 y al 26,5% en 2013, tras rozar la cifra de seis millones de parados. Para el secretario de Acción Sindical de UGT, Toni Ferrer: “La reforma no ha supuesto ningún estimulo para la creación de empleo. Esta no era la reforma más urgente que necesitaba la economía, sino la del sistema financiero, ya que crear empleo depende de la actividad económica y ésta de que fluya el crédito”.

Así es. En todo caso, la reforma laboral debió unir flexibilidad productiva con estabilidad laboral a prueba de crisis, con un sistema de participación compensada de los trabajadores en la empresa, tal como inicialmente contemplaba el acuerdo laboral suscrito unos días antes por los agentes sociales y que el Gobierno ignoró erróneamente. En el II AENC 2012, 2013 y 2014 (Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva) de 25 de enero de 2012, las organizaciones empresariales CEOE y CEPYME, y las sindicales UGT y CCOO, ponían de manifiesto que el espacio propio de la flexibilidad interna es la negociación colectiva, puesto que comporta instrumentos idóneos para el mantenimiento de la actividad productiva y el empleo.

De tal forma que el AENC establecía, que el convenio colectivo deberá regular criterios, causas, procedimientos, para la movilidad funcional y la distribución irregular de la jornada de trabajo en el ámbito de la empresa, con la participación de la representación sindical. ¡Que sería hoy de GM España, si no hubiéramos pactado varios acuerdos en este sentido! Con el rechazo de esta modernización laboral y la entrega de la casi totalidad del poder de decisión a la parte empresarial con la reforma, el Ejecutivo de Mariano Rajoy y el desarrollo de las empresas perdieron una oportunidad histórica. Ha sido una reforma en contra de la voluntad de las partes, que ni los empresarios de verdad la quieren. Aplicando su filosofía, he oído decir que ni estando loco, un banco hará un convenio propio. Con la reforma, el único objetivo que buscaban era rebajar los salarios y las condiciones laborales. Todo ha sido una reforma-estafa para los trabajadores y nada más. Sí, que la ministra y su impulsor se vayan.

Sin embargo, tal como vengo observando ni los trabajadores ni la Unión General de Trabajadores, van a olvidar el agravio de la reforma. Hasta el momento, en contra de ella se ha hecho la huelga general del 29-M (marzo de 2012); se va a continuar con movilizaciones sostenidas en el tiempo; se ha reiterado el escrito de solicitud a la Defensora del Pueblo, para que tramite el recurso de inconstitucional de la reforma ante el Tribunal Constitucional y las denuncias ante la OIT.

Pero los sindicalistas y los sindicatos pueden hacer más, en las empresas y desde las empresas. Por eso me agrada que UGT  haya iniciado una fuerte ofensiva sindical desde el interior de las firmas, elaborando una Guía Sindical de orientación general, para continuar expresando el rechazo a la reforma laboral impuesta. Evitando a la vez, sus desfavorables efectos e introducir los avances del AENC, que está en vigor y cuyo cumplimiento se va a exigir. ¡Se quiere revertir la reforma! Este es hoy el fin sindical común. El Gobierno esperaba que los sindicatos pasaran página. Ellos ya han renegado de decir que la reforma crea empleo. Pero el movimiento sindical ni olvida ni perdona. No se van a dejar desprotegidos a los trabajadores, mientras la reforma esta vigente.

Con la política de austeridad la derecha quiere acabar con el Estado del bienestar. Con la reforma laboral intentar terminar con el Derecho del Trabajo y el Estatuto de los Trabajadores. Habrá otra huelga general.


A Santiago, la última esperanza  


Estos días nos ha dejado Santiago Carrillo. Él fue durante la dictadura la esperanza de muchos luchadores contra el caciquismo, la miseria, la opresión. He sentido mucho su muerte. Le recuerdo oyéndole con la radio baja a temprana edad. ¡Ya verás cuando venga Carrillo! oía decir. Guardo en gran estima su libro de memorias, con una dedicación de su puño y letra que dice: “A mi compañero Fernando, del metal, con el afecto de Santiago Carrillo”. En marzo de 1989 tuve la satisfacción de invitarle a impartir una conferencia titulada: “Los sindicatos y la izquierda en la España de hoy”, en el Club de Opinión 14-D que en UGT-Metal Zaragoza formamos. Fue una tarde maravillosa y su mensaje de plena actualidad hoy en día, al afirmar: “Sólo los sindicatos siguen en la izquierda”. Adiós, camarada.


27.09.2012                                                             Fernando Bolea Rubio
                                              Sindicalista    

viernes, 7 de septiembre de 2012

Euro... ¿Sí o no?


Los pros y los contras de los efectos del euro, están llegando a la mesa de discusión de los españoles. En mi caso, con un brote de convicción de que con su llegada vivimos un espejismo. Prometía mucho y lo ensalzamos más. Vino, y sin más entregamos la peseta, el Banco de España quedó noqueado. Pero era igual, podíamos cruzar los Pirineos sin cambiar de moneda y seis mil euros eran todo un millón. Por fin, éramos un país rico, nuestra moneda valdría más que el dólar. Solo nos faltaba hablar inglés para conquistar el mundo. Aunque con el redondeo del cambio (en vez de 0,70-1) llegó el primer desengaño amoroso.

A las lágrimas de esa picardía se unió la lluvia ácida de los poderes financieros-políticos reales, que se han ido quedando con el control de la nueva moneda y con el mazo de la devolución rápida de la deuda pública; junto con la imposición del aval del Estado en las bancarias y privadas. Así, se debe revertir la consideración fantasiosa inicial, al intuirse hoy con el euro un futuro peor, atroz para muchas personas. Yo ya miro el euro con desdén, con desconfianza. Mi fidelidad plena, se empieza a romper. El primer ministro eslovaco, Robert Fico, ha declarado: “Veo una ruptura del euro tan realista como la permanencia, 50% a 50%”. Con lo cual reconoce que el euro ha perdido su seguridad. Su continuidad es ya dudosa al menos para todos los países, al estar siempre Grecia en la puerta de salida; como en entredicho están lo que los salchicheros llaman países oliveros del sur.

¿Se perdería mucho con la vuelta a la peseta, fuera el que fuese su valor? Los ricos sí,  los pobres no. Como nada o poco tienen, nada o poco podrían perder. Su único patrimonio es el Estado del bienestar. Pero claro, si seguir con la sustraída y manipulada moneda es perder ese estado social, como ahora ocurre con los recortes; el euro se hace odiar y deja de interesar. Lo siento por él, pero mi tarjeta de sanidad... me gusta mucho más que el euro. No lo puedo remediar. Hemos de saber que nos regimos por un euro alemán, no del conjunto de la Eurozona. Por un euro de parte, no con el de un todo con un fin general. En consecuencia, si los alemanes quieren ser europeos como medio al servicio de sus intereses; esa Europa no me interesa. Si se beben el agua pasando el sur sed, que se bañen en su río, pero no con nuestra agua y complacencia.

En mi opinión, tres  motivos son las causas del incipiente fracaso del euro en España. Uno, que es una moneda que nació con favorables objetivos políticos, sociales, de unidad, grandeza; siendo su gran drama posterior el que, por la cortedad de los dirigentes actuales, ésta no se haya desarrollado en toda su intensidad, con un euro bien instaurado con su Banco Central Europeo propio -no como el actual que en realidad es alemán-, su unión fiscal, bancaria, económica y hasta política en cierto grado. Dos, la política económica conservadora de austeridad, carente de generación de empleo y de crecimiento; que ha hundido el consumo, tanto como la recaudación fiscal. Tres, por haber surgido capitaneados por Alemania, los poderes financieros ocultos, los poderes reales que controlan la economía y la política del momento, imponiendo a los países miembros déficits presupuestarios sobrenaturales. Porque su principal interés es, el que esos estados paguen a toda prisa lo que deben, principalmente a la banca alemana -aquí más por el ladrillo y el problema bancario-; aunque para ello, agoten la casi totalidad de la riqueza anual que sus economías generan. Sin dejar margen para la recuperación, la inversión pública, el relanzamiento de la economía productiva, la sostenibilidad del conquistado Estado del bienestar, como en España ocurre.

Por consiguiente, en estas condiciones el euro no me interesa, no lo quiero, lucharé en contra de él. Debido a que esta llevando el país a la desdicha más absoluta y a la población a un retroceso inimaginable. ¿Qué sin el euro también ocurriría? Hay diferentes opiniones al respecto. Si estoy totalmente seguro de que, con la trayectoria actual de un rescate o fracaso tras otro, el euro que conocemos acabará llevándonos a la desastrosa situación económica y social de Grecia: con un desempleo galopante, más reformas laborales, reducciones salariales, agotamiento de las pensiones. Para finalmente tener que abandonar el euro por voluntad ajena o propia, al no poder vivir con él, como allí puede ocurrir. Y, por supuesto, si esto va a pasar, cuanto antes suceda mejor. Esperar más y salir peor, sería de necios.

¿Puede recomponerse el euro actual, para que resulte viable y atractivo para todos los europeos? Sin duda, si hubiera voluntad y capacidad política para hacerlo. Para ello, no tendría que haber países que manden y otros que obedezcan, el poder político se ha de imponer al de los mercados financieros, se gobernará para los ciudadanos, a los gobiernos que lo deseen se les dará más tiempo para obtener los objetivos de déficit presupuestario, al objeto de que sus economías pueda respirar y sobrevivir. Su estructura operativa será igual a la de la libra o el dólar, a lo que son las monedas de verdad. ¿Pero esto quién lo hará? ¿Qué países se enfrentarán a los alemanes, para arrebatarles el cetro? Rajoy por descontado no. El socialista Hollande camina muy despacio.

Por lo que hay que llegar a la conclusión, de que por el deterioro político e ideológico gobernante, el euro no se va a rehacer. Y en caso de hacerse, al menos hasta dentro de diez años no se van a corregir los defectos actuales. Antes habrá que pagar los pufos de los bancos. Opel España no contempla una mejoría del mercado español, al menos hasta el 2016. ¿Y en el 2022 que quedará del país? ¿Hasta donde habrán desaparecido las ventajas sociales actuales? ¿Como será el balance del deterioro del poder adquisitivo y la pérdida de derechos? Puede que no quede nada. África puede empezar en los Pirineos. Si se sigue analizando que esto va a ocurrir, lo más coherente y necesario será poner remedio a tiempo. Debiendo ser motivo de preocupación y acción sindical.

Sobre la continuidad o no de España en el euro, Luis Garicano, Jesús Fernández-Villaverde y Tano Santos han escrito de manera radical: No queremos volver a la España de los 50. Como la única financiación que entra en el país viene del BCE, si España se saliera del euro no tendría ninguna fuente de financiación. Todos los productos importados subirían de precio. Las empresas globales suspenderían pagos con sus proveedores y perderían sus relaciones con los clientes. Al aumentar la carga de la deuda, empresas, bancos y sector público se enfrentarían a la bancarrota. La España que rebotaría sería la España de los cincuenta, con ingresos bajos derivados del turismo, baja productividad, bajos costes. Para Carmen Alcaide: Sería difícil evitar la posible huida masiva de capitales del país (ahora ya lo hacen). Lo peor de todo es que España no resolvería los graves problemas de su economía (y así tampoco).

Antón Costas ha profundizado en el mal, al afirmar: “El euro es utilizado por Alemania como un instrumento de dominación cuasi neocolonial. O se hace del euro una verdadera moneda común, con su banco central merecedor de tal nombre, o no tiene sentido seguir con este malentendido”. 

Para algunos analistas, la mayor ventaja de la salida del euro sería la devaluación de la nueva moneda, que se estima entre el 30% y el 50%. Coincidiendo ese porcentaje, con el que tasan los neoliberales de, Angela Merkel y de Mariano Rajoy, que se deben reducir los salarios y el gasto social en España para que el país sea competitivo, debido a que el euro no se quiere devaluar. Así pues, solo quedan dos soluciones: O tenemos una moneda que los propios españoles puedan depreciar y controlar; o seguimos en la deficiente vida del euro y perdemos sobre el 40% de nuestro nivel de vida. Por tanto, o devaluación de la moneda en perjuicio de los poderes financieros locales, o devaluación del Estado del bienestar en menoscabo del pueblo. Yo optaría por el primer supuesto.

En vista de lo cual, si me preguntarán: ¿Euro sí o no? Mi contestación sería radical: Este euro ¡No! Que los ricos se queden con él. Yo quiero un euro que beneficie también a las clases media y baja. Y, si no es así, no me interesa.

La socialdemocracia dejó la economía en manos de los liberales. Ellos la cedieron a los ultraliberales. Y estos a los financieros, la banca y los mercados. Así la política se ha ido perdiendo. Ya no manda ni dirige. Es el dinero el que gobierna Europa. Siendo el euro malo que nos ocupa, una consecuencia de su devastador poder. Que a los poderes reales, se los lleve el viento. 


7.09.2012                                                                                                             Fernando Bolea Rubio
                                                                    Sindicalista