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Zaragoza, Aragón, Spain
Sindicalista de UGT Zaragoza entre 1977 a 2006. Periodo en el que fue uno de los refundadores de UGT Zaragoza, Sº de Acción Reivindicativa de UGT Zaragoza, Sº General de UGT en General Motors España, Presidente del Comité de Empresa de GM España, Sº General de UGT Metal Zaragoza, miembro del Comité Confederal de UGT y formó parte del Comité Europeo y Mundial de General Motors .

sábado, 22 de febrero de 2014

Un país que no me gusta

Trabajar hoy es sufrir. A ese estado el Partido Popular ha llevado el trabajo, con su feroz reforma laboral que ahora cumple dos años. Por ella, se han arañado tanto los salarios, que se llega a ser pobre trabajando. La inestabilidad que genera, anula el carácter reivindicativo de los trabajadores, para ser sujetos al vaivén de empresarios, encargados, de cualquiera con mando. Se obedece y se calla. Se quitan mejoras y se permite. Se trabajan horas extraordinarias y no se pagan. Los convenios se incumplen. Los pluses de actividad se retiran, pero se quiere obtener del trabajador el mismo rendimiento.

Este es ya un país de suma explotación laboral, con claros indicios de miseria. En tal medida, que los asalariados deben imponerse e impedir estas raterías. ¿Cómo? En base a un elemental principio: “Empleo sí, pero con dignidad”. Sin ella, no se puede respirar ni trabajar. Apostando por el trabajo decente y seguro.

Después de la reforma laboral se han destruido 1,34 millones de empleos. La tasa de paro ha pasado del 21,6% al 26,04. Aún con los jóvenes que emigran y los inmigrantes que se van, hay 622.700 parados más. La mitad de los 6 millones de desempleados supera ya el año sin trabajo y el 34% no tiene protección. Esto es un desastre. Sin embargo, el Gobierno cuantifica que sin la reforma se habrían destruido 225.800 puestos adicionales. Que bien, ¿verdad? No nos habíamos dado cuenta. ¡Qué alivio! ¿Se puede manipular y mentir más? Que justifiquen uno por uno esos agraciados puestos, o que se callen. Esa afirmación ofende a los trabajadores. Lo hacen, porque se sabe que ideológicamente la mayoría de los españoles es de centroizquierda; así, la derecha nunca ganaría las elecciones sin los enfados de los progresistas con los suyos y si esta no manipulara y falseara la realidad.

Lo cierto es, que la nueva normativa no ha solucionado el desempleo como el Partido Popular prometió. Todo lo contrario, ha llevado los niveles de paro en España al porcentaje más alto de su historia democrática, sin posibilidad ni esperanza de recuperación. Para Toni Ferrer, de UGT: “Si vemos el sufrimiento que ha traído consigo esta reforma a la población de nuestro país y lo comparamos con el pírrico efecto que ha tenido en el PIB vemos que lo que ha hecho, en realidad, es aumentar la pobreza”. Una pobreza que ya alarma a las clases empresariales bajas y medias, debido al debilitamiento del consumo. Se dan cuenta de que con tanta rebaja y recorte no venden ni ganan. Hasta se empieza a oír... según como vaya el año habrá que incrementar los salarios. Y, ¿para qué diablos despidos baratos, si yo no quiero despedir sino financiación para fabricar y vender? 

Aparte del componente ideológico de la reforma, el gran fallo de este Ejecutivo y en parte del anterior socialista es pensar que, dando todas las atribuciones y facilidades a los empresarios en detrimento de los trabajadores; posteriormente, las empresas empezarían a contratar alegremente barriendo el desempleo. Pero el resultado no es así, quedándose el PP ante el paro, sin excusas de defensa ni solución al mismo. Parece mentira que se usen estrategias tan simples y torpes para regular el trabajo, siendo este la fuente de riqueza de todos, del empleador y del empleado, debiendo colaborar ambos en beneficio mutuo.

Sólo se contrata cuando hay trabajo y necesidad de hacerlo. Mas para eso, en los bancos ha de fluir el crédito y éste no desplomarse más y más como está pasando, necesitándose bancos y empresarios con capital, haciendo el Estado de soporte político financiero. Nada de esto ocurre, ni se prevé que suceda. Para José Carlos Díez: “Nuestras pymes son las segundas de la Eurozona con más restricción de crédito solo superadas por Grecia”. Vamos a peor, porque el Gobierno no tiene capacidad de reacción. Seguir así supondrá, que el aniquilamiento económico del país y de los ciudadanos irá en aumento, pudiendo llegar a alcanzar cuotas de pobreza y de injusticia laboral mayores. Es necesario cambiar el Gobierno y las formas de gobernar, por pura necesidad de la población y de la economía.

Con esta derecha en el poder dos años más, las consecuencias serán irreparables durante muchos años. Ya nadie esta libre de caer en la exclusión social, basta con perder el trabajo de mayor o no encontrarlo de joven. Hasta se puede llegar a ella de imprevisto debido a la precariedad, a los contratos parciales, a que el Estado está dejando de proteger a los españoles, al retirar las ayudas a la dependencia y subsidios. Es necesaria una Renta Básica Universal de apoyo público, de al menos 700 euros al mes; con un Salario Mínimo Interprofesional de 1.000. En Francia era de 1.430 euros en 2013. Claro que eso requiere la aplicación de un buen sistema fiscal, que los conservadores nunca implantarán.

El seminario económico “The Economist” acaba de advertir que el “misterioso” Rajoy puede llevar a España a “una espiral de muerte al estilo griego”. No se fía de que tenga realmente un plan para salir de la crisis. “Muchos se preguntan si el señor Rajoy tiene alguna estrategia para restaurar la confianza en los mercados y entre los españoles”, afirma. En el numero del día 8 se preguntaba: “A new Partido Té?” (¿Un nuevo Partido del Té?) en España, conjugando lo que ocurre en el PP con la creación del partido Vox por el expopular Ortega Lara, la salida de Alejo Vidal-Quadras, junto con la renuncia de Jaime Mayor Oreja a encabezar la candidatura europea.

¡Que desinformados! El “Tea Party” instalado dentro del Partido Republicano de EEUU, con sus sonados políticos, en gran medida ya se muestra aquí, en infinidad de cargos populares. Repasen la lista: Gallardón y el aborto. Esperanza Aguirre y la sanidad madrileña. El ministro Soria y las eléctricas, con bastante parecido a la estafa de las “preferentes”. El del Interior y su represión a inmigrantes. Wert con su Lonce. Más Mariano Rajoy de capataz y guía. Eso sería, lo que nos faltaba. Aunque el PP ya se asemeja mucho, al ultraconservador partido del té.  

Siendo asimismo preocupante, la reciente declaración del catedrático de la Universidad de Berlín, Ignacio Sotelo: “La crisis en España es mucho más fuerte porque, cuando se desploma todo el aparato institucional y lo único que queda es desigualdad y corrupción, es que esta ha calado mucho más allá de la economía. Los datos macroeconómicos mejorarán pero el 40% de la población no será empleable”.

Hace unos días, como consecuencia de lo que ocurre, el actual jefe de personal de una importante empresa me dijo: “Este país no me gusta”. Ni a mí, amigo, ni a mí.


22.02.2014                                                     Fernando Bolea Rubio
                                                                 Sindicalista

sábado, 8 de febrero de 2014

Vuelta a lo social


En Alemania se ha abierto una pequeña ventana de esperanza social, por la influencia que parecen tener los socialdemócratas de Sigmar Gabriel, en el Gobierno de coalición con los democratacristianos de Angela Merkel. Se habla de un interesante ejercicio de cohabitación marcado por el pragmatismo. ¿Pero, no hay nada más? ¿No influyen las ideologías que, a partir de 1945, supieron combinar estas dos tendencias para implantar en su país el Estado del bienestar? ¿Son capaces de hacer algo similar ahora, para reimplantarlo en la Unión Europea, después de las políticas destructivas que lo han erosionado sobre todo en el Sur? ¿Solo es un espejismo electivo de cara a las próximas elecciones europeas?

Me gustaría que no fuera así, que sea algo más, porque Europa ha de volver a lo social a la mayor urgencia, controlando la economía y los capitales que la destruyen; si se quiere evitar el mal trato que se sufre, conflictos sociales, que la Unión Europea y el euro desaparezcan para siempre. Puesto que, con esta situación de crisis, pérdida de empleo, deudas, semi estancamiento, semi deflación y suma debilidad económica y social, no se puede continuar. La política se ha de unir en contra de los abusos del capital y de los mercados. 

A la cohabitación alemana, parece que se acercan los socialistas franceses de François Hollande, al objeto de fortalecer el eje franco-alemán. Con un gobierno socialdemócrata en Francia y medio más del mismo signo en Alemania, el panorama ideológico europeo empieza a cambiar. Para José Ignacio Torreblanca: “Solo falta saber si la convergencia entre Hollande y Merkel será buena para Europa. Y parece que lo será”. Aunque en el Parlamento Europeo, se necesita más fuerza progresista; tanta como le podrían dar en las elecciones al mismo, los votos de la no abstención de la izquierda. Los sindicatos alemanes, franceses, españoles, de todos los países, se deberían unir a esa posible fiesta de la equidad.

Resulta reconfortante que, en nombre de su Gobierno, Angela Merkel diga: “La humanidad de una sociedad se mide según el trato que dé a los débiles, sobre todo cuando son mayores y están enfermos”. Aseguró que su Ejecutivo tiene como brújula “la economía social de mercado”, que ha puesto a Alemania en la vanguardia de Europa al situar “a las personas en el centro de la importancia”. “La flexibilización del mercado laboral abre posibilidades de abusos”. “La austeridad presupuestaria debe ir acompañada de una regulación más estricta del sector financiero”. Hablo de “excesos irresponsables en los mercados” como causa de la crisis y asumió uno de los lemas de la campaña electoral socialdemócrata: “El que arriesgue su dinero, cargará con las consecuencias y ya no el erario público financiado por los impuestos”. “Lograr el paso de la energía nuclear a las renovables, será un nuevo ejemplo de economía social de mercado”.

Bueno, al menos no repite la cansina canción de la austeridad. Eso sí, las primeras reformas de Merkel no son un programa keynesiano, porque también dijo: “Sin unas finanzas sólidas no hay futuro”. Por esto, las inversiones públicas de estímulo serán insuficientes. El SPD ha obligado a Merkel a un Giro Social que contempla, reducir de 67 a 63 años la edad de jubilación con 45 de cotización, mejorar las pensiones para las madres y las prestaciones para las personas dependientes, la implantación de un salario mínimo (antes no existía) de 8,5 euros la hora.

La patronal alemana esta disconforme con las medidas. ¿Cómo no? El excanciller socialliberal Gerhard Schröder -que hace una década impulso subir la edad de jubilación- aseguró, que las reformas anunciadas “son una señal completamente equivocada, en particular para los socios europeos”. En mi opinión, lo que se tendría que aclarar es, el mal uso que se hace del Plan Schröder de 2003, cuando se afirma que fue la salvación de la economía del país. Dado que, a modo de orientación, se pone de ejemplo para implantar recortes en países como España. La economía alemana mejoró en esa época, porque empezaron a crecer sus exportaciones, no por esas medidas antisociales, como sindicalmente se sabe.

La llamada Agenda 2010 consistió: Uno, aceptar un empleo aunque el salario sea inferior al subsidio de desempleo. Dos, creación de los “minijobs”. Tres, se redujo de 32 a 12 los meses de seguro de paro. Cuatro, fusionó las oficinas de paro con los servicios de protección social. Cinco, retraso de la edad de jubilación de los 63 a los 65 años, y a los 67 en 2017. Seis, reforma del sistema de salud, subida de las cotizaciones de los trabajadores y una tasa fija para los pacientes. Todo ello, acompañado por una bajada del IRPF.

Las secuelas son, que ocho millones de alemanes tienen subempleos, los denominados “minijobs”, con sueldos muy bajos y jornadas reducidas. Después, como es lógico, Schröder perdió las elecciones, derrotado por Angela Merkel. ¿Por eliminar protección a los trabajadores, se levanta la economía de un país? ¿No influyen las inversiones y la economía productiva que se realiza? Las reformas laborales a la baja no eliminan las crisis, lo único que hacen es disgregar los países. A grandes rasgos, esas medidas y otras más espinosas, el Partido Popular ya las ha puesto en vigor aquí y la economía sigue a la deriva.

Sí que resultan contradictorias y merecedoras de escarnio, las recientes palabras de la jefa del FMI, Christine Lagarde, al afirmar: El éxito de la reforma laboral española dependerá de que los tribunales no hagan una “interpretación restrictiva de la normativa”. A esta señora ¿quién le dice que diga esto? Que yo sepa, los Juzgados de lo Social se limitan a corregir los abusos legales que los contratantes privados y públicos cometen y nada más. ¿Tampoco eso pueden hacer? ¿No dice la superjefa Merkel que la flexibilización del mercado laboral abre posibilidades de abusos? ¿En que quedamos?

Estos días, el FMI, Bruselas, Berlín, a instancia de las patronales y Madrid, han cogido las hachas para seguir su contienda contra los trabajadores fijos españoles. Dicen de todo, pero nada cierto. No hay que desaprovechar una buena crisis. ¿Esto es copia de la economía social de mercado alemana, o explotación laboral salvaje a la española? Quizá no saben que una se contesta con moderación y otra con ira. Ellos verán.   


8.02.2014                                                                    Fernando Bolea Rubio
                                                            Sindicalista