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Zaragoza, Aragón, Spain
Sindicalista de UGT Zaragoza entre 1977 a 2006. Periodo en el que fue uno de los refundadores de UGT Zaragoza, Sº de Acción Reivindicativa de UGT Zaragoza, Sº General de UGT en General Motors España, Presidente del Comité de Empresa de GM España, Sº General de UGT Metal Zaragoza, miembro del Comité Confederal de UGT y formó parte del Comité Europeo y Mundial de General Motors .

viernes, 30 de septiembre de 2016

Sin Sánchez mucho peor



Tomando como excusa, el mal resultado del Partido Socialista en las elecciones gallegas y vascas del 25-S, se han movido y echado al monte los barones críticos del PSOE. En Galicia, se ha quedado empatado en escaños con el segundo partido, siendo el tercero en votos; en el País Vasco, en cuarto lugar en escaños y votos. Pero se ha de decir, que en Galicia solo ha habido un pequeño “sorpasillo” en votos, no cumpliéndose las máximas aspiraciones de En Marea y Podemos del sorpaso total. En Euskadi, los socialistas competían allí -en unas autonómicas- por primera vez con Podemos, después de que ese partido dividiera la izquierda al 50%.

Por lo que el resultado no ha sido tan extraño, e incluso se puede decir que, dadas las circunstancias, el partido ha mantenido bien el tipo. A pesar, de la vergonzosa campaña de derribo a Pedro, puesta en marcha por los lúcidos críticos en la última semana de la campaña, con la intencionalidad de bajar las expectativas electorales para atribuirle la caída a él. Pues bien, todas esas personas han de saber que, sin Sánchez al frente del partido, el resultado hubiera sido mucho peor. Y más si alguno de ellos hubiese dirigido el PSOE. Así, de la baja incidencia, son tan culpables o más que el secretario general, los que han agitado el árbol para que los votos caigan. Los socialistas vascos, con socarronería ya les han dado las gracias a sus colegas andaluces y extrémenos, por su valiosa aportación. 

Porque vamos a ver, ¿qué persona de los barones hubiera obtenido mejores resultados? Acaso, Zapatero o Rubalcaba que son los principales culpables del ocaso socialista y en gran medida, inductores con su dejación socialista del nacimiento del 15-M y de Podemos. ¿Guillermo Fernández Vara, después de sus anteriores más de 15 años de afiliación al PP? ¿Eduardo Madina, el perdedor de las primarias con Sánchez? ¿El asturiano, Javier Fernández, al que hay que sacarle las palabras con sacacorchos? ¿El valenciano, Ximo Puig Ferrer, con sus malos resultados electorales a sus espaldas? ¿Emiliano Garcia-Page, Javier Lambán, por ventura? ¿La andaluza, Susana Díaz, con la carga de los eres y cuando todo hace pensar que si ella fuera la candidata, en su comunidad el partido perdería votos y en el resto del país muchos más?

Todas esas personas dicen que el PSOE no puede llegar a gobernar con 85 diputados y en consecuencia, Pedro no lo tiene que intentar, como esta haciendo. Sin embargo, como el periodista, Javier Valenzuela, escribe en InfoLibre: “El PSOE no puede gobernar teniendo solo 85 diputados, -aunque si lo haga en Aragón con 18 de 67 diputados, en Asturias con 14 de 45 y en Valencia con 23 de 99-, por lo que en consecuencia, debe quedarse en la oposición”. Haciendo la risa, ellos mismos se descalifican. A los barones que pisan el charco les salpicará el barro.

A este interesado y despiadado ataque sin razón, Pedro Sánchez, ha respondido como debe hacerlo, con un órdago a lo grande, convocando el congreso pendiente con las correspondientes elecciones primarias a secretario general, para el que quiera se presente. Lo que supone enfrentarse de cara a esos barones tan locuaces ellos, que los medios tan bien utilizan en contra del socialismo. Él dice: “Voy a defender un PSOE de izquierdas, unido y diferenciado del PP. El PSOE debe volver a tener una voz única”. El aragonés, Javier Lambán, declara: El partido debe retirarse “al rincón de pensar”. Pedro Sánchez en la SER: “Por que hablan de reflexión cuando en el fondo de lo que están hablando es de la abstención”, con la que gobernaría Mariano Rajoy y el Partido Popular. Una reciente viñeta de Peridis, explica muy bien la disyuntiva, al dibujar a Pedro preguntando: ¿Qué queréis un PSOE de izquierdas y autónomo... u otro subalterno de los poderes económicos o del PP?

El ataque clandestino de las baronías críticas ha ido hasta el esperpento y la indecencia, al forzar la señora del sur y sus acólitos, la dimisión de 17 miembros de la comisión ejecutiva de Pedro Sánchez para quitarle la secretaría general. El primer rumor de este golpe palaciego, empezó a conocerse unos días antes, pero el miércoles les faltaban tres dimisiones para llegar a la mayoría, por lo que utilizaron al neoliberal y millonario, Felipe González, para que diera la puntilla a la faena; lo que hizo de muy malas formas, revelando una conversación privada que en junio tuvo con Pedro. Cuando en política y en todos los ordenes de la vida, una persona seria y honesta, eso no lo hace jamás, demostrándose la catadura moral de este triste personaje.

A lo que Sánchez le ha dicho, que él no iba a desvelar conversaciones privadas de nadie. Añadiendo, que pensaba que González “estaba en el bando de la abstención”, yo estoy “en el bando del no a Rajoy” y que le gustaría saber “en que bando está Susana Díaz”. Yo pienso que ella como el resto de los barones están, en la creación de una comisión gestora, para que ordene la abstención a Rajoy, sin que ella y ellos se manchen las manos para evitar quemarse ante los militantes, afiliados y votantes de buena fe. A partir del día 22, a las 17 horas, todo lo malo que le ocurra al Partido Socialista Obrero Español, será culpa de Susana Díaz y en el caso de Aragón de Javier Lambán.

Pero claro, lo que han hecho les traerá consecuencias, porque como Ignacio Escolar ha escrito: “Sí quieren cortarle la cabeza, alguien acabará manchado de sangre. Sí sacan de Ferraz con un golpe interno al primer secretario general del partido por primarias y encima lo hacen para abrir la puerta de La Moncloa a Rajoy, habrán creado un mártir a costa de la credibilidad del PSOE”.

Mas, en el fondo de todo, ¿qué está pasando aquí? Ni más ni menos, que Susana Díaz entiende que la presidencia del Gobierno le corresponde a ella, por derecho propio y no quiere que nadie le obstaculice el camino. A la vez que quiere mandar en el secretario general, para luego ir corriendo a contárselo a las camarillas bancarias,  paseándose altanera por los pasillos de las empresas del Ibex-35; rodeada de 10 o 12 personas afines, como ya hace, y con 3 o 4 cámaras de TV detrás. 

Ahora se sabe que, Susana Díaz, para apoyar a Pedro a la secretaria general, le puso una condición: el que si ganaba se conformara con ser el secretario general, olvidándose de la presidencia del Gobierno. Llegó a pensar que Pedro sería su rehén. Cuando no lo fue, le declaró la guerra.

Con estas desmedidas ambiciones, los socialistas y los españoles tenemos que vivir. ¡Ánimo Pedro! Un fuerte abrazo.


30.09.2016                                                                      Fernando Bolea Rubio
                                                                                                Sindicalista

viernes, 16 de septiembre de 2016

De izquierdas antes que socialistas



En el laberinto ideológico político español, viene prodigándose una pareja que no para de bailar. La forman Felipe González y Juan Luis Cebrián, expresidente socialista uno; presidente ejecutivo del Grupo Prisa o mandamás del diario El País el otro. Su música contínua es que, en la formación de gobierno, el PSOE se tiene que abstener para que Rajoy y sus camaradas sigan gobernando. Lo que dice el primero me causa indeferencia y lo del segundo tristeza. Aunque también me enfada que el que era un magnífico diario, se haya transformado en un periódico no fiable para los progresistas, con algunos vergonzosos editoriales que hieren la sensibilidad de los socialistas y la izquierda.

Pero, ¿Cebrián por qué lo hace? Yo no lo sé bien, ni me importa saberlo. Se sospecha que a raíz del nacimiento de la prensa digital y por errores de expansión y gestión; el periódico padece serios problemas económicos. Y, en ese estado, parece que han decidido llevarse bien con el Gobierno popular, por lo que se pudiera rascar proveniente del poder. Además de influir egos personales y el querer mandar sin presentarse a las elecciones, como muchos malos periodistas persiguen. Durante años, a ese diario se le llevaba con orgullo debajo del brazo; sin embargo, ahora se oculta porque a los ciudadanos no les gusta que los vean con él. El País ha dejado de ser profesional y guía de la prensa libre, para no ser nada; o solamente, un periódico más claramente de derechas como todos los existentes. ¡Que les vaya bien! Yo nunca escupo sobre lo que he querido.

¿Y Felipe que persigue? Con él, en el movimiento sindical nunca hemos estado totalmente satisfechos. Para los trabajadores siempre fue una duda constante. Cuando en 1982 llegó al Gobierno los sindicalistas lo seguimos defendiendo, mas por el malestar laboral que generaba pronto nos dimos cuenta de que de seguir haciéndolo, se hubiera puesto en peligro la continuidad de la propia UGT, por su carácter también socialista.

A poco de empezar a gobernar, aplicó nuestra vieja reivindicación de 40 horas semanales, pero  sin especificar la jornada anual resultante, lo que en las negociaciones de los convenios originó una gran confusión. Era como el haber concedido algo, ocultándolo para que no se viera. Se puede decir que, eso fue lo máximo que hizo a favor de las condiciones laborales de los trabajadores, en sus trece años y medio de gobierno; lo demás fueron prepotencia y anuncios de reformas laborales negativas continuas, que provocaron la gran e histórica huelga general del 14-D en 1988.

El malestar en los puestos de trabajo había empezado antes. El primer artículo crítico con el Gobierno socialista que yo publiqué en la prensa, titulado: “Los trabajadores, Solchaga y la patronal”, data de marzo de 1987. Le siguieron otros: “Yo con las cartas de Nicolas” (Redondo), “Txikicomisarios políticos”, “!Ojo!, que sigue Felipe”. Y sobre éste y otros asuntos sindicales, ideológicos y políticos, escribí y se publicaron 67 artículos de opinión más. Sí diré que, de todas esas vivencias sindicales, llegue a la conclusión de que Felipe González es un mal enemigo, como en UGT sabemos bien.

La primera reacción felipista al 14-D, fue buscar un enfrentamiento descomunal con Nicolas Redondo y la UGT, al objeto de que perdiera su autonomía del partido. La segunda, con Txiki Benegas de inductor, trató de suplantar la labor del sindicato en las empresas, por medio de comisarios políticos del partido, para poder trasmitir fehacientemente el mensaje del gran señor. A ambas pretensiones, los sindicalistas ugetistas les hicimos frente y no tuvieron efecto alguno.

Ahora Felipe la ha tomado con Sánchez y no para, si bien otra vez fracasará porque la UGT, los afiliados, los cuadros y la verdad están con Pedro. He tratado de explicarme, por que lo hace y no encuentro una sola respuesta. Puede ser por querer figurar en las cuevas del dinero, dando a entender que sigue siendo el que manda y maneja al PSOE; por el ego que acumula; por las ideas neoliberales que ahora parece tener; como compensación por sus prebendas adquiridas en las puertas giratorias; para presumir con otros mandatarios mundiales y locales haciéndoles ver que él manda y el secretario general obedece; por agarrase a la solapa de Cebrián, para los dos no caer en el olvido.

Ahora bien, igualmente puede ser por motivos económicos personales. Sí observamos su modus vivendi, esas declaraciones pro Rajoy que hablan de la abstención socialista, o que Sánchez no debe repetir en caso de haber nuevas elecciones; las suele hacer cuando está invitado y cobrando en conferencias internacionales. Dentro y fuera del país, con las que les da máxima notoriedad a los organizadores del evento, al repercutir sus palabras, el país anfitrión y el nombre de la conferencia, en la prensa española e internacional. Así, todos contentos. Unos se aprovechan de su repercusión mediática y él va incrementando su caché de conferenciante, repercutiendo en su bolsillo. ¿Lo hace sólo por eso? Quizá no, dado que todo lo dicho aquí puede influir algo.

Felipe González dijo en su día, “hay que ser socialistas antes que marxistas”; hoy yo le digo, “hay que ser de izquierdas antes que socialistas”. ¡No lo olvide usted!


16.09.2016                                                                                         Fernando Bolea Rubio
                                                                     Sindicalista


 

viernes, 2 de septiembre de 2016

A por un pacto casi de izquierdas



Con Mariano Rajoy y el Partido Popular en el Gobierno, para los demócratas españoles están ocurriendo acontecimientos políticos muy extraños y preocupantes. El último, debido a que el Presidente en funciones se fue ex profeso, descarada e irresponsablemente una semana de vacaciones a Galicia, para desperdiciar tiempo y no sé si para lucir sus chocantes dotes de andarín.

Su vergonzosa jugada ha sido: el que gracias al tiempo perdido, ha podido elegir en su beneficio, las fechas de su investidura y de las elecciones si se tuvieran que repetir. En total complicidad con la Presidenta del Congreso, Ana Pastor; ambos con suma caradura, han elegido el 30 de agosto -ni un día antes ni uno después- para la investidura y, por los plazos legales establecidos, las supuestas elecciones se tendrían que hacer el día de Navidad, el 25 de diciembre. En la fecha familiar por excelencia, con infinidad de personas viajando y fuera de sus domicilios. En concreto, han hecho un traje a la medida y a gusto del candidato.

Todo por un vergonzoso, insultante y antidemocrático motivo; presionar y culpar al PSOE de tener que repetir las elecciones y de votar en un día tan señalado. Dado  que los socialistas han votado “NO” en la primera votación de investidura sin abstenerse como el PP quería, así como en la que hoy se hará; haciendo fracasar la elección de Mariano Rajoy, como nuevo Presidente del Gobierno.

Esta marranería de un Gobierno no cabe en una democracia verdadera, ni ha ocurrido nunca en el mundo. Pero esta gente ¿a dónde nos quiere llevar? ¿a una dictadura disfrazada de democracia? Puede ocurrir. Cuando a los trabajadores les han anulado sus derechos con la reforma laboral, si supuestamente Interior ha dispuesto de policías trabajando para culpar y desprestigiar a partidos concretos, si se trata de eliminar a la oposición como se esta haciendo con los socialistas, puede llegar a pasar lo peor. Pongámonos en guardia.

En los primeros años de la democracia, había gobernado la UCD, el PSOE y su salida del poder fue sumamente correcta. Sin embargo, cuando ganó el PP, una de las dudas que la sociedad tenía era que, debido a su vinculación con el franquismo, podría ocurrir que una vez perdidas las elecciones, no abandonaran el Gobierno. Cuando José Maria Aznar y su gente lo hicieron, más de un español respiró tranquilo; hasta se comentaba que, la Corona valoró ese hecho, como la mejor prueba de que la democracia estaba consolidada, porque los votos servían para llegar al Ejecutivo y para tenerse que ir.  

Sobre Rajoy, el periodista Miguel Ángel Aguilar, ha dicho: “No lo sacarán ni los bomberos”. De otro gallego indeseado, un general decía: Franco, franquito siempre a lo suyito. Otro: Si franquito llega a gobernar no se irá. En la derecha, hay personas que creen que ellos tienen que poseer el Gobierno, por derecho propio. ¿Rajoy es uno de ellos y solo piensa en él? Por lo que hace, no demuestra otra cosa. Permanezcamos muy atentos a lo que en este sentido pueda ocurrir, para combatirlo. De momento, con la manipulación electoral de llegar a Navidad, este Presidente no tiene que continuar al frente del Gobierno.

Por consiguiente, sí Rajoy no es investido hoy, el socialista Pedro Sánchez como líder de la oposición, tendría que reunir a los partidos contrarios al popular sin distinción, para tratar de configurar una alternativa encabezada por él para presidir el Ejecutivo. En el acuerdo a establecer entre los partidos opositores, solo debe fijarse un objetivo: Sacar a la derecha y a Mariano Rajoy de la Moncloa, a cambio de nada, o en función de lo que el sentido común recomiende. Sin líneas rojas, ni vetos soberanistas. Y sabiendo de antemano, que actualmente en el país no es posible hacer un referéndum de autodeterminación; pero en todo caso, asumiendo orgánica y políticamente que los referéndum si se hacen, hay que ganarlos.

En este sentido, Pedro Sánchez, hizo unas relevantes declaraciones a El País, el 19 de julio, al publicar: “Sánchez alude a la necesidad de volver a contar con los soberanistas. Hay que sacar del limbo a los 17 diputados de ERC y de CDC (hoy PDC)”, lo que fue interpretado como que esta dispuesto a intentar forjar una mayoría parlamentaria con los nacionalistas y Podemos, si Rajoy fracasa en su investidura. ERC tiene 9 diputados, Carles Puigdemont 8. Así serían: PSOE 85, Podemos 71, más 17. En total 173, a 3 de la mayoría absoluta. Y aún quedarían los 6 del PNV y los 2 canarios, sin contar que C´s se podría abstener. En consecuencia, si la fruta esta madura, habría una mayoría para investir a Sánchez. Para lo cual, habría que eliminar ambiciones y perjuicios. El PDC y el PNV son partidos de derecha, por lo tanto el pacto sería transversal y no netamente de izquierdas, sino casi de izquierdas.

El dilema es sencillo de resolver. ¿Los españoles y españolas queremos tener un Gobierno, de ya dudosa trayectoria democrática y que sin duda irá a más en su involución? ¿O deseamos tener un Ejecutivo sin incertidumbres democráticas y de confianza de la izquierda, que sufre desde hace cinco años los abusos económicos y de todo tipo de la derecha? Yo lo tengo claro, con un Gobierno como éste no se puede seguir de ninguna manera. Y si es así, solo queda apostar por la unión de los diputados de progreso que serían la mejor esperanza.

Por su firmeza en mantener el voto negativo a Rajoy y no sucumbir como Albert Rivera ha hecho, el socialista Pedro Sánchez se ha ganado el respeto y la consideración de los afiliados, los votantes, la izquierda y de muchos españoles. 2017 debe ser su año. ¡Ánimo Pedro y adelante! 


2.09.2016                                                         Fernando Bolea Rubio
                                                                              Sindicalista